Después viene el poema, esto lo domino (bueno, más) y lo hago sin problemas.
Y empiezo a pasear por los contenedores de la ciudad (ya la basura me saluda al pasar) a ver si veo un soporte adecuado. A mí me ponen las cosas que encuentro en los contenedores, es algo que no puedo remediar. El problema es que luego, todo lo que reciclo, lo quiero poner en mi casa...en fin.
Y el otro día, montando a caballo, vi, debajo de un árbol este altavoz. Abandonado, con toda la lluvia del mundo que le habría caído encima, probablemente lleno de bichitos que nunca me atreví a descubrir si existían y vi claro lo que haría con él.
-¿Ese altavoz no lo quieres? -le pregunté al dueño del sitio-.
-No, te lo puedes llevar, - me dijo riendo-.
Y lo cargué y lo instalé en mi salón, en el centro, así, cada vez que pasaba lo iba viendo. Y encargué un marco dorado para él, para que se fuera haciendo la idea de lo precioso que iba a quedar...
Aquí el protagonista aún virgen
Aquí en proceso de maquillaje, instalado en el centro del salón de mi palaciodepapel. Al fondo podéis ver el marco dorado que ya lo estaba esperando...
Me gusta tanto que creo que lo voy a usar de mesita de noche... (primero miraré a ver si todos los bichos se han salido, que seguro que alguno vivía dentro...je,je)
¡¡¡Y aquí de estreno!!!, Belin me lo colgó todo, es un amor. La gente tenía que ponerse los cascos antes de leer el poema (que también estaba colgado en rosa, como siempre). En la grabación está mi voz con una canción de fondo (no es preciso que te diga que me muero por tener algo contigo...). Es la puesta en escena del poema. Ella oye esa canción una y mil veces porque es la que sonaba mientras se amaba con un chico sin freno... luego, el poema contaba la historia.
Mi colega C. Berville (una pasada lo que hace, siempre me alucina) apartado del ruido y dejándose llevar por el sonido y la poesía. Me encanta este chico.
Con Falete, uno de los mejores escultores del mundo. Es un cielo, gracias a él y a que siempre me ayuda, consigo exponer y terminar todo a tiempo.
Con Manolo Vázquez (diseñador de punto de alta costura del cual tengo el honor de tener varias piezas) y Mercedes, su chica y una gran cocinera que tiene una empresa de menús a domicilio y que me hace más feliz cuando no me da tiempo a cocinar y viajo. Ojo al cuadro detrás mío que es de Myrwan.
¡Qué chulo!, dan ganas de estar ahí, escuchando, junto al altavoz... y en las fotos.
ResponderEliminarUn abrazo,
Ramón
RAmón... gracias, sí, te hubiera encantado.
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